domingo, 21 de septiembre de 2008

Vulnerabilidad

Las ruedas de la patineta parecen superar el rozamiento del piso, Alejandro parece volar.

- ¡Cuidado!, ¡abran paso!, ¡muévanse!... - dice el chiquillo con afán de no chocar con nada y con nadie.

- Ahí viene Alejandro…

Pero, a cambio de saludarnos, vemos que se tambalea… un cordón, un cordón, la rueda… y… ahhhhhh… al piso. Alejandro, una vez más, nos saluda desde el piso. Todos reímos, hasta él. Se levanta, una rodilla roja, la maleta se ha roto y el jugo derramado… recogemos monedas y dulces que salieron de su bolsillo y le regañamos como siempre.

- No nos preocupa que te caigas, que te fractures por décima vez… tú amas hacerlo; quien nos preocupa realmente es tu madre… ella sí que sufre cada vez que te golpeas por andar brincando de un lugar a otro… es decir cada tres días-. Él solo sonríe y dice que antes de llegar a casa pasará por la casa de la vecina o quizás por donde su tía, para que sanen sus heridas y no tener que mostrárselas a su mamá.

Besos y más besos. Todos saludan a todos, luego del pequeño accidente de Alejandro. Clarita quiere que nos quedemos a jugar; pero Irma hace llamado al orden y recuerda que debemos ir a clases ya… Pancha y otros nos miramos como indecisos -¿será que vamos? …mmmmm- Resolvemos quedarnos en el parque que queda al frente de la cafetería e Irma va sola al salón –Ñoña, qué ñoña eres. Nosotros nos quedamos jugando y tú te vas a clase- Dice sonriente Pancha.

Pasaron los años. Andrea, Lara y yo nos encontramos de vez en cuando. Recordamos aquellos días de decidir entre el parque y la clase. Ahora no es que hayan cambiado mucho las cosas en cuanto a nuestros gustos de contar chistes, leer poemas en un banco del parque y tomar refresco de limón de una misma botella.

- ¿Qué ha habido de pancha?, pregunta Andrea al mismo tiempo que sonríe tomando la botella de refresco.

- Se que ha ido a vivir con sus padres a un pueblo a las afueras de Bogotá; hacia las montañas del oriente. Ella juega con sus nuevos amigos; unos niños del campo que la ven como si ella fuera su profesora… realmente se divierten mucho-. Dice Lara. -¿Y Alejandro?...

Ambas me miran y esperan mi respuesta; pues yo le vi en una ocasión en la que fui al colegio a visitar a mis maestros y a llevarles unos chocolates de obsequio. Siento que las palabras no me salen; que no se que decir ante las miradas expectantes de las chiquillas. No se cómo decirles.

- No, pues nada, pues bien… eh, ya no monta en patineta, ya vendió sus patines, alguien rompió su palo de hockey. Ya no hace tanto deporte.-

- Qué bien. Entonces ya no anda cayéndose cada cinco minutos y atormentando a su mamá. Estará muy dedicado al estudio.- Dice Lara.

- Pero me imagino que con mucha alegría como siempre, muy activo y ansioso como cuando íbamos al colegio… jajaja… realmente cuando todos nos quedábamos en el parque, mientras la ñoña iba a clase… ¡y a ella no le fue mejor que a nosotros en las calificaciones !…- Dice Andrea a carcajadas.

Recordé la imagen: bajaba por las escaleras con una chica que le llevaba del brazo… no patineta, no audífonos, no palo de hockey, no brincos, no sonrisa y no grito de saludo… Las cosas fueron diferentes esta vez. Casi no le reconocí, porque ya no era todo cuanto el chiquillo que volaba y terminaba en el piso con una rodilla herida. Se apoyaba en un bastón. Una sonrisa se dibujó levemente en su boca. Quedé atónito.

- Niñas…mmm… él ya no preocupa más a su mamá. No, ya no.- Dije bajando el tono de mi voz.

- ¿Cómo es eso?, ¿acaso se ha vuelto un personaje serio?, ¿ya tiene otros amigos?, ¿ya no recuerda las tardes en el parque?-. Se apresura Andrea.

- No nos ha olvidado; por el contrario, hablamos mucho de esa época. Pero su sonrisa disminuyó, y sus ojos opacos están.- Dije.

No recuerdo mis palabras; no soy capaz de replicarlas. Lo que se es que les dije a las niñas que mucho había cambiado en Alejandro.

Retomé la imagen en las escaleras, recordé el sofisticado bastón que ahora reemplazaba las ruedas. Su boca me contaba su nueva condición, mientras su mirada iba hacia el horizonte y mientras mi sonrisa se calmaba poco a poco y mi cara era de no entender. Una extraña neuropatía de origen genético y con evolución degenerativa afectaba sus piernas.

- Suelo tener recaídas. Los medicamentos no ayudan mucho, pues la investigación en el asunto no ha avanzado mucho. En ocasiones no puedo levantarme, ni sostener mi cuerpo; el dolor me lo impide. Ya no puedo patinar… ja… así que ya no me caigo y ya no angustio a mamá por eso.- Palabras que se reprodujeron vagamente en mi mente.

Las niñas y yo terminamos nuestra conversación; el refresco se quedó a la mitad. Cada uno tenía que hacer muchas cosas y por ello teníamos que despedirnos y continuar por separado. Quizás si habían cambiado muchas cosas al cabo de los años. La decisión entre el parque y los quehaceres ya no era un dilema; ya sabíamos que teníamos que ir a trabajar… Solo un beso en la mejilla al finalizar permanecía de aquél entonces…no patineta, no audífonos, no palo de hockey, no brincos, no sonrisa y no grito de despedida; solo adiós.

lunes, 1 de septiembre de 2008

De Regreso

Un saludote que debía desde hace mucho.

Estos días han estado cargados de mucho trabajo, muchas noches sin dormir y kilómetros de escritos; pero se que todo será para grandes cosas a nivel profesional… no muy lejos!!!

Un gran flujo de mensajes de mis jefes en la universidad, otras decenas de los habitantes de la blogósfera, noticias vienen, noticias van… y hoy me sorprendieron dos mensajes… unos que en ese mar de correos, estaban dirigidos a mí: Straw y Marga…. jeje… qué bonito encontrar que venían desde mi casa. Pensé y sentí que tenía que manifestarme…y se que además de ellos, todos están allí.

Y en medio de un gran trozo de chocolate…mmmm… qué delicia... jejeje… de la espectacular voz de Celine Dion, de una imagen maravillosa y de muchas ideas y recuerdos, me vino a la mente muchas características de los amigos:

Anita del Sur: Luz Azul
Straw: Cabalgata Surreal
Dark: Compañía
Marga: Un Mensaje Oportuno
Mar: Suspiro Profundo
Rositade Fuego: Fortaleza
Dianita de Guatemala: Correspondencia al Oído
JFK: nada más y nada menos que un Vaquero

También me rondaron una Montaña, un Jacarandá, un par de sombreros, el aroma de un Merlot 2007 de la Bodega Norton (de Mendoza, Argentina!!!), y luego los Evanescence… jejeje… y nació lo que sigue:

De Regreso

Tu presencia no se desactualiza:
revive con cada paso,
viene con cada sonrisa,
me ilumina cada mañana.

Cabalguemos juntos,
recibe mi mensaje,
se mi ángel,
ilumíname con tu azul.

Acompáñame en la tarde,
cuéntame tu día al oído,
dame fortaleza en la noche;
vuelve a abrazarme como antes.

Que tu aliento permanezca,
que mi suspiro te abrace,
que el sol acaricie nuestros cuerpos,
que la Montaña nos recuerde.

No se si las características sean con las que más se identifiquen ustedes... y seguro que no son las únicas con las que les percibo (me costó definir a Mar, pues existen tantas para tí…), ni que estén textuales en el escrito… pero hice el intento!!!!.... jejeje…. Ahora estoy riendo…. Canta Björk Venus as a Boy.

Ahora, cuando publique este Cóctel, salgo corriendo para sus casitas. No prometo leer todo hasta quedar actualizado; pero al menos golpearé la puerta y echaré a correr… jejeje…Ahí nos vemos