Cierto día navegaba en busca de la Montaña. Y tuve gran fortuna, pues llegué a muchas tierras y casas interesantes… así conocí un Hada Azul de la Argentina y un Vaquero Soñador, también del Sur. Y vaya que me han impregnado este par de amigos… con sus letras e historias sobre la Montaña y muchas más me han permitido perderme por varios momentos.
El Coctel de hoy tiene mucho de ellos, de lo que nos han obsequiado, de lo que han generado en mí y muchas cosas más que ya debía y que hoy están para actualizar el blog. Estos son los ingredientes:
Del
Hada Azul residente en Villa Bosch, quien me animó (y aún lo hace) para publicar y mantener este blog, puedo agregar:
Un nuevo amanecer (historia llena de esperanza sobre la Montaña Brokeback) y La Historia de
Marco y Andrés, representada en un Jacarandá (que a mi forma de ver es una de las más significativas historias que nos ha presentado)
El
Vaquero Soñador ha entregado cosas maravillosas que podemos añadir, tales como:
No quiero Decir Adiós (una magistral historia sobre la Montaña Brokeback) y
Nadie te Amará como Yo (historia que hasta el día de hoy cuenta con 23 partes y sigue dejando tanta expectativa y satisfacción como en la primera parte).
Para dar más sabor, agrego una imagen que tengo del momento de descenso a la Ciudad de México: nunca pensé que el asunto de la contaminación atmosférica fuera tan alarmante… perfectamente se podía diferenciar entre el azul del firmamento y el gris-marrón del espacio aéreo del Distrito Federal… era muy poco lo que se podía divisar. Aunque con el tiempo nos acercábamos más a la ciudad, la visibilidad no era total… pero había algo especial en medio de los grandes edificios, construcciones y vías de la urbe… ¿pueden imaginarlo?... se trataba de algunos puntos color violeta que daban algo más de vida a semejante cuadro… ¿qué eran?, yo lo supe: Jacarandás en flor... sonreí. La imagen es lo más aproximado que pude representar lo que aún recuerdo.
Hace unos meses, cuando aún no existía este Coctel, cuando ya me comunicaba con mi buena amiga el Hada del Sur del Mundo, escribí algunas cosas sobre el Jacarandá. En aquella ocasión le envié a Ana del Sur estos escritos más otros sobre la Montaña. Ella, muy querida publicó algunos de estos; ahora presento alguno que quedó pendiente:
Te haré mío,
esperaré que me hagas tuyo;
no esperes que nada espere.
Tu mirada me provoca,
mis pies me detienen,
tus palabras me excitan.
El tiempo es largo,
y me castigas con las horas;
pero mis labios son veloces.
Ocultémonos en la sombra;
yo te abrazaré fuerte
y las hojas te acariciarán.
Acabemos con los minutos,
apresuremos la respiración,
contemos los besos.
Y les comentaba que estoy escribiendo sobre dos maravillosas mujeres, Helena y Angelina, que susurran a mi oído muy de vez en cuando. Amplío la receta con esto:
Esta mañana ya no hay luz en mi ventana,
Mi lecho es inmenso y frío,
Mi voz se encalambró,
Abandoné las ganas de sonreír.
Cada espacio me recuerda que estoy sola,
Cada suspiro me muestra que estoy vacía,
Cada gota de lluvia me recuerda una lágrima,
Cada madero me cuenta la falta de calor.
Permanecerás junto a mí
Tu alma no dejará de insistir,
Tu imagen se reflejará cuando cierre los ojos,
En mis sueños recordaré cada día junto a ti.