martes, 10 de febrero de 2009

10-02-09

Tu mirada era libre,
y no sabías que mientras mirabas al sol,
mi abrazo disipaba la oscuridad a tu espalada.

En la mañana susurré a tu oído,
sin que me diera cuenta, se convirtió en beso
y tu aroma ya no me dejó ir.

Cada trago me recuerda tu aliento,
y el humo de un cigarrillo se desvanece,
recordándome la suavidad de tu cuerpo.

Cierro los ojos y puedo sentir
cada mirada que se convirtió en sonrisa,
cada palabra que terminó en abrazo,
y la hierba húmeda mientras yo moría en tu mirada.

Los pasos fueron certeros,
y sentía que podía alcanzarte;
aún lo intento,
aún quiero.

No en vano corrieron los ríos,
no dejó de reverdecer el campo,
y los frutos desearon regresar:
fue porque tu mano tomó la mía.

Se humedecen mis ojos y se nubla el paisaje,
prediciendo que algo terminará,
tal vez el verano, tal vez las reservas,
pero no esto que solo tú yo sabemos.



4 comentarios:

Marga dijo...

Mientras observo el humo de mi cigarrillo haciendo mil formas, sé que cada palabra que escribes, cada sentimiento que vacías aquí, me han atrapado.
y yo...
no me quiero ir de aquí.

De una exquisitez aplastante corazón.

Un beso

Arquitecturibe dijo...

Hermoso... qué mas podría decir amigo???
es fasinante cuando con poco se dice tanto.... a mi me toca diluirme en largos textos... a tu unas frases te cobran vida!
besos desde mi lejana galaxia

Anónimo dijo...

En la noche...que digo noche! Madrugada, susurré al oído de mi amigo el coctelero.

Te felicito. Siempre con ingenio y ternura para regalar.

Anónimo dijo...

P.D. Reinventando mi vida y yo te extrañamos. Cuándo pones algo? : (