La conversación ha sido corta, pues el cansancio está presente; no por eso he perdido la necesidad de escucharte, no por eso dejo de imaginar tu rostro, no por eso han disminuido mis ganas de besarte interminablemente.
El teléfono está colgado y quedo con tu presencia, intentando calmar el frío en mi torso. Froto mi pecho, esperando evocar tu abrazo y recordando tu aliento. Anoche hablé con alguien de ti y hoy vuelvo a escribir para ti; las canciones aún me hablan y mi boca aún necesita de tu sabor.
Sigo aquí, reviviendo tus caricias y tu sonrisa; deseando la tranquilidad de abrazarte, la tranquilidad de pasar la tarde y de tomar un café. Quiero escucharte tu voz y que me narres historias al oído.
3 comentarios:
Llamalo!!! El estara gustoso de escucharte.
iento un algo especial al leerte, tienes alguna forma entera, tranquila, juiciosa de exponer un sentimiento y es en eso que reside algo de magia que me atrapa, es como asistir al milagro de un nacimiento, del nacimiento de algo bello. Cada escrito tiene vida propia y me gusta venir de vez en vez a tu blog a releer éste en particular, está tan lleno de un sentimiento que tanto conozco pero que considero inmaculado e innombrable; y es tan fascinante venir y llenarse de una forma diferente de vida al leer algo que irradia tanto y a la vez encuentra identidad y ecos en mi misma. Espero que tengas un excelente día, saludos desde Bogotá.
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