miércoles, 2 de junio de 2010

Después de la llamada

La conversación ha sido corta, pues el cansancio está presente; no por eso he perdido la necesidad de escucharte, no por eso dejo de imaginar tu rostro, no por eso han disminuido mis ganas de besarte interminablemente.

El teléfono está colgado y quedo con tu presencia, intentando calmar el frío en mi torso. Froto mi pecho, esperando evocar tu abrazo y recordando tu aliento. Anoche hablé con alguien de ti y hoy vuelvo a escribir para ti; las canciones aún me hablan y mi boca aún necesita de tu sabor.

Sigo aquí, reviviendo tus caricias y tu sonrisa; deseando la tranquilidad de abrazarte, la tranquilidad de pasar la tarde y de tomar un café. Quiero escucharte tu voz y que me narres historias al oído.

3 comentarios:

Diana dijo...

Llamalo!!! El estara gustoso de escucharte.

M. Cristina C. dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
M. Cristina C. dijo...

iento un algo especial al leerte, tienes alguna forma entera, tranquila, juiciosa de exponer un sentimiento y es en eso que reside algo de magia que me atrapa, es como asistir al milagro de un nacimiento, del nacimiento de algo bello. Cada escrito tiene vida propia y me gusta venir de vez en vez a tu blog a releer éste en particular, está tan lleno de un sentimiento que tanto conozco pero que considero inmaculado e innombrable; y es tan fascinante venir y llenarse de una forma diferente de vida al leer algo que irradia tanto y a la vez encuentra identidad y ecos en mi misma. Espero que tengas un excelente día, saludos desde Bogotá.