sábado, 18 de abril de 2009

Crónicas Mexicanas III: Frida y la Revolución

Despertamos el domingo 29 de marzo. Y aunque los planes eran las pirámides de Teotihuacán, la vida nos llevó de Chapultepec, hacia Coyoacán. Teníamos un gran 0bjetivo , además de comer churros, comerciar con los indígenas y tomar fotografías: visitaríamos la Casa Azul, el Museo de Frida Kahlo.




Tan impresionante y surrealista como la mism Frida, la Casa Azul tenía una atmósfera de misterio, inquietud, de sueño y recuerdo, vestida de pétalos de Jacaranda, de trajes de Frida, del Rosa México de Diego, de las evidencias de Trotsky, de pensamientos plasmados en los rostros de autoretrato y en objetos e imágenes. Era emocionante saber que éstos tres personajes y muchos otros estuvieron aquí. Aquí nació, creció y vivó Frida.




Magdalena del Carmen Frida Kahlo Calderón, un Cóctel alemán-húngaro-español e indio mexica. Lo suficientemente fuerte como para conseguir que la piel se erice, como para que los ojos se llenen de lágrimas y como para que no sea posible que la saliva siga su camino; como el pulque con limón.

No solo hizo revolución desde el Marxismo Trotskismo, por pasión y convicción, contra la oligarquía mexicana y el imperialismo yankee; sino que se revolucionó contra la vida, contra la enfermedad, la fatalidad y el amor de Diego. Se sentía en la atmósfera, se veía en las paredes, se reflejaba en los colores, se sentía en las pinturas, letras y objetos personales; así se puede sentir a Frida.

Parecía que había nacido para sufrir tanto, como talento y fama tuviera. Sin embargo cantaba, vestía de color y usaba joyas tradicionales. Aunque su cuerpo no se lo permitía, siempre estuvo en pie para la vida, para la República y para su filosofía.

Durante muchos años combinó corsés, abortos y 32 cirugías, con las flores y animales que se podían encontrar en la casa en que vivió. Se retrató por fuera y por dentro; en carne y pensamiento. Si la desesperación la llevo a intentar el suicidio, también la llevo a ser cada vez más maravillosa… de allí se hizo poetiza.

Fuerza para vivir, amor incansable, mexicanidad y convicción total, fueron lo suficiente para seguir siendo quien era, para estar donde no podía, aunque estuviera postrada en una cama de hospital; para ser universal.


"Creían que yo era surrealista, pero no lo era. Nunca pinté mis sueños. Pinté mi propia realidad".


"Yo he sufrido dos accidentes graves en mi vida; uno, en un autobús que me tumbó... el otro accidente es Diego".




PD: lamento no haber logrado bien la foto

4 comentarios:

Rosa dijo...

Mujeres como ella son irrepetibles.
La admiro por esa pasión con que vivía cada cosa, incluso su dolor.
Ví un especial sobre su vida, como lamento no haber tenido uno de esos reproductores que también te permiten grabar.
Si tuviera la mitad de su valor... oh Dios, otra seria mi vida.
Se ha grabado esa frase que has puesto al final, aquella de que ocurrierón dos accidentes en su vida; el del autobus y Diego...
Que afortunado eres amigo mío.

Anónimo dijo...

Oye, Frida sí que era fatal!

Es una de las pocas mujeres pasionales en todos los aspectos de su vida. Sostengo la teoría de que este tipo de mujeres asustan a los hombres.

Me encanta la forma en que narras.
Y no te preocupes, que pude ver bien que decía el escrito de Frida...

Marga dijo...

Ciertamente una mujer como la copa de un pino.

Entré para mandarte un cálido abrazo.

Bellas imágenes.

Besitos

Arquitecturibe dijo...

Eterna y eterea
Mujer, Diosa, Femina
Una de las mujeres de mi vida.
Si alguna vez hubiese querido ser mujer, quizas fuese esta.
Como solia llamarse mi blog
Pies para que los quiero si tengo alas para volar.
Besos desde mi lejana galaxia
Besos a la Maga.